El desarrollo de las funciones ejecutivas tiene una enorme importancia y/o trascendencia en el proceso de aprendizaje, la regulación emocional y la socialización de niños/as y adolescentes.
Intentamos potenciar al máximo la plasticidad cerebral y desarrollar estrategias de intervención cognitiva para potenciar al máximo la habilidades que están en la base del aprendizaje, la inteligencia, la regulación emocional y la creatividad.
¿Alguna vez has estado en una obra de teatro? El director/a tiene un gran grupo de actores a su cargo, cada uno/a con su propio papel en la función, cada cual interpreta en un momento exacto su papel, pero es el director quien controla quién entra en escena, en qué momento, que ha de decir y cómo, controla en cada momento al grupo de personas para que todas sean una sola encima del escenario y el resultado sea armónico, agradable y perfecto para el público que les está viendo. Ese director/a de teatro en nuestro cerebro son las Funciones Ejecutivas.
Las Funciones Ejecutivas son una serie de habilidades cognitivas que nos permiten:
→ Cambiar flexiblemente de una tarea a otra
→ Controlar nuestros impulsos
→ Retener información en memoria y trabajar con ella.
La primera, conocida como Flexibilidad Cognitiva, hace referencia a la capacidad que tenemos de ajustarnos fácil y eficientemente a las demandas cambiantes del ambiente en el que vivimos: adaptarse ante un cambio inesperado de planes, responder acertadamente cuando hay un cambio de reglas, cambiar de perspectiva y ser capaz de ver las cosas desde otro punto de vista.
La segunda, el Control Inhibitorio, es una de las habilidades más importantes para el desarrollo y hace referencia a la capacidad de controlar pensamientos, emociones y comportamientos automáticos para responder de forma auto-controlada a las distintas situaciones que encontramos en la vida. Gracias a esta habilidad, los niños/as son capaces de esperar su turno, modular sus movimientos para construir una torre con bloques de madera, prestar sus juguetes aunque teman perderlos o superar un miedo y atreverse a hacer algo que le causa temor.
La tercera función ejecutiva, la Memoria de Trabajo, se refiere a la capacidad de retener información en memoria por periodos cortos de tiempo y trabajar con ella para responder adecuadamente a las demandas del ambiente. La memoria de trabajo es necesaria para que los niños/as recuerden las instrucciones que se le dan para completar una tarea, resolver problemas matemáticos que implican varios pasos o simplemente seguir las reglas de un juego en el que tenga que recordar cierta información clave.
Por último, la Atención Ejecutiva representa la capacidad de focalizar voluntariamente la atención en aquellos aspectos del ambiente que son relevantes y darles prioridad a la hora de procesar esa información. La atención ejecutiva es fundamental para que un niño/a sea capaz de monitorizar su comportamiento, detectar cuando comete un error y adaptar su respuesta para corregirlo o simplemente enfocar su atención a pesar de la distracción que halla en su entorno.
Algunas de las estrategias con las que trabajamos las Funciones Ejecutivas estimulan áreas tales como:
Pero en nuestro día a día las Funciones Ejecutivas no trabajan por separado, más bien funcionan en conjunto complementándose entre sí.
Siendo un poco más prácticos/as las Funciones Ejecutivas permiten que un niño/a inhiba las distracciones internas y externas (ruido en la clase, el móvil que vibra en su mochila, la preocupación por los problemas en casa…) y pueda focalizar su atención, que sea capaz de procesar la información que recibe, relacionarla con el conocimiento y experiencias previas y ponerla en práctica cuando sea necesario. En otras palabras, que sea capaz de aprender, se ponga un objetivo y tenga la capacidad de planificar lo que tiene que hacer para alcanzarlo, que persista y se esfuerce en conseguir aquellos objetivos que le cuestan trabajo y sea capaz de ponerse en el lugar de otro y empatizar con sus sentimientos, pueda controlar reacciones emocionales fuertes como sucumbir ante la provocación de otro y golpearle y adaptarse cuando los planes o las reglas cambian, entre otras circunstancias...